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¿Qué es la dermatitis atópica? Guía completa para entender esta enfermedad de la piel

¿Qué es la dermatitis atópica? Guía completa para entender esta enfermedad de la piel

La dermatitis atópica es mucho más que una simple afección de la piel, para quienes la padecen, puede convertirse en una verdadera pesadilla diaria. Picor constante, enrojecimiento, sequedad extrema… síntomas que no solo afectan al cuerpo, sino también al ánimo y la calidad de vida. Esta condición, tan común como compleja, genera muchas dudas y frustraciones. ¿Por qué aparece? ¿Se puede controlar? ¿Qué tratamientos existen realmente?

En este blog vamos a despejar muchas de esas incógnitas. Te contaremos qué es exactamente la dermatitis atópica, por qué se produce, y lo más importante: qué herramientas y hábitos pueden ayudarte a mejorarla y llevar una vida más tranquila y cómoda. Si tú o alguien cercano convive con esta afección, sigue leyendo: este blog es para ti.

¿Qué es la dermatitis atópica?

Lo primero y más importante es entender bien de qué se trata esta condición. La dermatitis atópica (DA) es una de las enfermedades inflamatorias crónicas de la piel más frecuentes y cursa en forma de brotes, es decir, no siempre se mantiene activa y, además, no tiene una cura definitiva. Por eso, la clave está en mantener la piel en las mejores condiciones posibles para ayudar a prevenir y controlar al máximo la aparición de nuevos brotes.

Se manifiesta con lesiones en la piel que suelen estar localizadas en zonas concretas del cuerpo, acompañadas de sequedad, enrojecimiento, picor muy intenso y, en algunos casos, pequeñas ampollas o costras.

Afecta sobre todo a los niños, se estima que a entre un 15% y un 25%, aunque también puede presentarse en adolescentes y adultos, con una prevalencia estimada del 2% al 10%.

¿Es lo mismo que eczema?

Esta es una duda muy común, y la respuesta rápida es: sí, pero con matices. El término eczema se utiliza de forma general para describir varios tipos de inflamaciones de la piel que provocan picor y enrojecimiento.

La dermatitis atópica es, de hecho, un tipo específico de eczema, el más frecuente de todos. Por eso, muchas veces se usan ambos términos como sinónimos, aunque técnicamente eczema puede referirse también a otras formas de dermatitis, como el eczema de contacto o el eczema numular.

¿Por qué aparece la dermatitis atópica?

La dermatitis atópica se considera una enfermedad multifactorial que resulta de la combinación de varios factores, donde destacamos:

  • Factores genéticos: Sabemos que si ambos padres presentan antecedentes de DA, el riesgo de desarrollar la enfermedad en el hijo es cercano al 80%. Parece ser que hay varios genes implicados, pero la mutación más significativa se encuentra en el gen de la filagrina (FLG), una proteína esencial en la estructura de nuestra piel.
  • Problemas en la barrera cutánea: En una piel sana, la barrera cutánea actúa como una primera línea de defensa. Sin embargo, en las personas con dermatitis atópica, esta barrera está debilitada. Esto provoca una mayor pérdida de agua, lo que hace que la piel se reseque más fácilmente, y al mismo tiempo permite la entrada de agentes irritantes o alérgenos, aumentando así la sensibilidad y el riesgo de inflamación.
  • Alteración del sistema inmune: En pacientes con predisposición genética, el sistema inmunológico responde de manera exagerada a estímulos ambientales y otros factores desencadenantes, que resulta en una mayor producción de sustancias pro-inflamatorias, desencadenando una inflamación crónica de la piel.
  • Factores ambientales: Los factores ambientales, como el clima seco y frío, el estrés, la exposición a alérgenos y a irritantes, etc. también pueden contribuir a la aparición de los brotes de dermatitis atópica.

¿Cómo afecta la dermatitis atópica según la edad?

Las manifestaciones de la dermatitis atópica suelen seguir un patrón característico que varía a lo largo de las distintas etapas de la vida. Por eso, se suelen distinguir tres fases evolutivas:

1. Dermatitis atópica en lactantes: En esta etapa, las lesiones suelen tener una distribución bastante generalizada, aunque son especialmente frecuentes en el rostro (sobre todo en las mejillas), el tronco y las extremidades. El picor intenso provoca irritabilidad en el bebé y puede interferir con el sueño.

2. Dermatitis atópica en niños: A medida que el niño crece, las lesiones tienden a localizarse principalmente en los pliegues del cuerpo, como detrás de las rodillas, en los codos, muñecas o tobillos. El picor sigue siendo muy intenso, lo que lleva al rascado frecuente. En los casos más severos, este rascado continuo puede provocar engrosamiento de la piel y liquenificación.

3. Dermatitis atópica en adultos: En la edad adulta, la enfermedad suele manifestarse de forma más localizada y con lesiones crónicas. Las zonas más afectadas suelen ser los párpados, el contorno de la boca, el cuello y las manos. La piel en estas áreas puede presentar liquenificación, descamación y alteraciones en la pigmentación.

Diagnóstico y cuándo acudir al especialista

Esta afección debe ser diagnosticada por un médico, preferiblemente un dermatólogo. Si notas algunos de los síntomas que hemos mencionado, como eccemas localizados, picor intenso, enrojecimiento o sequedad persistente, es fundamental acudir a un especialista para recibir un diagnóstico adecuado y, sobre todo, un tratamiento personalizado según la gravedad.

El diagnóstico clínico se basa en los criterios de Hanifin y Rajka. Además, para evaluar la severidad del caso, los dermatólogos suelen utilizar el índice SCORAD, una herramienta útil que ayuda a establecer el tratamiento más apropiado.

En formas leves, puede ser suficiente con una buena rutina de cuidado de la piel y la adopción de ciertos hábitos saludables. Sin embargo, en los casos más severos, es clave contar con el seguimiento de un especialista, ya que puede ser necesario recurrir a tratamientos médicos más específicos como corticoides, inmunomoduladores tópicos o incluso terapias sistémicas.

Tratamiento de la dermatitis atópica

Como ya hemos visto, la dermatitis atópica es una enfermedad crónica, por lo que su manejo requiere un enfoque integral. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas, reducir la frecuencia e intensidad de los brotes, mantener la enfermedad bajo control a largo plazo y, sobre todo, mejorar la calidad de vida del paciente.

1. Medidas de cuidado de la piel: El cuidado adecuado de la piel es crucial para el manejo de la DA.

  • Higiene: La higiene adecuada es un paso imprescindible. Se recomienda una ducha diaria con agua tibia (no más de 5 minutos), sin esponjas, y utilizando un jabón syndet (jabón sin jabón). Al terminar, la piel debe secarse con suaves toques, sin frotar, usando una toalla de algodón. Una excelente opción de gel es nuestro Gel de ducha de arroz púrpura, que limpia de manera suave y delicada a la piel, a la vez que le ofrece propiedades hidratantes, calmantes y reequilibra su microbiota.

  • Hidratación constante: Después de la ducha, con la piel aun ligeramente húmeda, es clave aplicar una crema emoliente. La hidratación debe repetirse 2 o 3 veces al día para mantener la piel nutrida, reducir el picor y mejorar el confort. Nuestra Crema hidratante de avena es ideal para esto: calma los picores, repara la barrera cutánea, hidrata en profundidad y equilibra la microbiota de la piel. Además, su textura ligera hace que aplicarla a diario sea muy agradable.

 

2. Tratamiento médico: El tratamiento farmacológico es un pilar esencial durante los brotes. Los más habituales son los corticoides tópicos y los inhibidores de la calcineurina. En casos más severos, pueden indicarse corticoides orales, antihistamínicos, o incluso terapias biológicas, una opción prometedora para los casos más resistentes, ya que actúan de forma más específica sobre el sistema inmunológico.

3. Recomendaciones adicionales:

  • Gestión del estrés: El estrés puede ser un gran desencadenante de brotes. Técnicas como la meditación, el yoga, un buen descanso o la actividad física regular pueden ayudar a reducirlo.
  • Vestirse por capas: En épocas frías, vestirse por capas permite regular mejor la temperatura corporal y evitar el exceso de sudor, que puede irritar la piel.
  • Ventilar el hogar: Mantener una buena ventilación ayuda a reducir alérgenos en el ambiente, como los ácaros del polvo.
  • Mantener una humedad adecuada en casa:  Durante el invierno, el uso de calefacción puede resecar el ambiente. Utiliza humidificadores para mantener una buena humedad relativa.
  • Utilizar detergentes suaves: Evita suavizantes y detergentes muy fuertes o con mucho perfume. 
  • Utilizar ropa de algodón: Los tejidos naturales, como el algodón, son más respetuosos con la piel. Evita los materiales sintéticos.
  • Evitar los cambios muy bruscos de temperatura: Tanto el sudor como el frío extremo pueden empeorar los síntomas.
  • Seguir una dieta sana y equilibrada: Consume alimentos que ayuden a proteger tu microbiota y, por tanto, tu sistema inmune. 

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